En la antigüedad, la construcción de castillos fue generalizada. No todos podían permitirse una construcción tan grandiosa, pero quienes podían construirla eran nobles y aristócratas ricos. En ese momento, los castillos no eran solo un homenaje a la moda, sino una necesidad vital. Las guerras internas estallaban de vez en cuando y el edificio bien fortificado protegía al propietario y a sus vasallos de la invasión enemiga. Han pasado muchos años y ahora en el mundo moderno ya no necesitamos tales fortalezas rodeadas de fosos con agua. Y esos edificios que quedaron convertidos en lugares de interés y que los turistas visitan con placer. Nuestro héroe se especializa en visitar castillos y prefiere aquellos que no son tan populares. Encontró una de esas cerraduras, pero cuando entró, se encontró con una cruel trampa mecánica. Las premisas internas del castillo son mecanismos rotativos continuos, de los cuales deberás escapar en el Juego del Castillo.