Cada niño que es consciente de la existencia de Hogwarts, con la respiración contenida a la espera de que llegue el buzón búho con una carta. El sobre será la suerte de contar con una invitación para estudiar en la escuela de magia, ya que los futuros estudiantes se apresuran inmediatamente al Callejón Diagon para comprar rápidamente una varita, y, por supuesto, los uniformes.