Una astuta abeja salvaje decidió no volar junto con el resto de las abejas, la ruta habitual en la botella atascó el escape de la abeja. Ella se volvió y voló al APIAR. El apicultor acababa de irse, dejando varias botellas en el suelo, en las que quedaba un pequeño jarabe dulce. La abeja subió a la botella para recoger la sustancia pegajosa en sus patas, y cuando estaba a punto de volar, no pude subir al cuello estrecho. Ayude a la abeja a salir de la botella, de lo contrario, el apicultor vendrá y la abeja no se despide. En el mejor de los casos, él la llevará a su colmena en botella atascada por el escape Honeybee.