La vida no enseña nada estúpido a Caperucita Roja, o tal vez es demasiado amable, pero de una forma u otra la niña vuelve a acudir a su abuela para traerle pasteles recién horneados. Hay dos caminos por los que se puede llegar desde la casa de la abuela: directamente a través del bosque y sin pasar por alto. El segundo camino es seguro, pero la niña vuelve a seguir un camino corto que atraviesa el bosque y hay muchos peligros. Además del ya conocido lobo malvado, que espera al pobre, han aparecido en el bosque serpientes venenosas. Pueden acosar a la heroína antes. Pero esta vez el bebé no es tan inofensivo. La ayudarás a recolectar frutas y bayas silvestres, y cuando se encuentre con la serpiente, puedes lanzarle una manzana grande y se apartará del camino. Al lobo tampoco le gusta la fruta machacada en Caperucita Roja.